La historia de nuestro país está llena de enfrentamientos
y guerras. Algunos se han dado
porque el pueblo lucha por la libertad y la justicia
social. Pero otros se han producido por enfrentamientos
entre los intereses oligárquicos,
intromisión de intereses extranjeros y hasta por
ambiciones personales.
La crisis de 1859 fue un ejemplo extremo de lo
que puede pasar en un país enfrentado y desunido.
Cada región tuvo su propio gobierno. Fuerzas
extranjeras ocupaban el territorio e intervenían en
los asuntos internos. El trabajo de la gente y el
comercio se interrumpieron. Hasta se pensó en
volver a depender de un país europeo.
Nuestra historia nos enseña a buscar paz y evitar
las guerras, sobre todo aquellas entre nosotros,
a mantener la unidad de nuestra patria y a
sentirnos solidarios entre ecuatorianos.
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